Mi camino

El yoga fue uno de esos descubrimientos en la vida, que piensas que han sido por casualidad, pero a medida que avanza el tiempo te das cuenta de que estabas destinada a coincidir con esta práctica, no sé si por esa búsqueda incansable de auto-sanación, o sencillamente recordando otras vidas donde ya había caminado este trayecto.

 

Yoga significa para mi AMOR, pero un amor puro, inocente… de ese que no te juzga… Es amor para mi y para los demás, es amar cada postura, cada respiración, amar mi práctica, a veces con desgano y otras en las que me quiero devorar el tapete y pararme de pestañas. Me ha cambiado la vida, porque realmente fue un salvavidas en varias etapas, en donde sentía que me devoraba la ansiedad y encontraba solo refugio respirando, me fundía en lo que yo percibía como meditación y era mi pequeña casita segura. Luego con más enseñanzas de mis maestros comencé a entender que no necesitaba estar dentro de esa “casita” para poder sentirme tranquila, podía decidir practicar yoga más allá del tapete y conseguir esa misma sensación de plenitud.

No voy a mentir, hay días donde cuesta un mundo entero mantenerme en el camino de ese yoga que yo llamo amor; no porque no pueda amar a otros, sino porque a veces nos cuesta amarnos a nosotros, o simplemente no juzgarnos... Así que lo que yo he aprendido de este camino es a perseverar, y todo ese conocimiento lo quiero compartir a través de mis clases.